Los últimos dos meses
Miro la fecha de la última vez que publiqué en el blog: 22 de julio. Dos meses justos. Es demasiado tiempo. Y no es que no me haya pasado por aquí, porque sí lo he hecho, incluso he dejado a medio escribir alguna entrada. Pero es que no me da la vida. Demasiadas cosas y no llego. No es excusa, es solo una explicación de por qué actualizo cada vez menos el blog.
Los últimos dos meses han sido muy intensos. Mi vida a ratos es una divertidísima locura. Y el resto del tiempo, pues trabajo. Mucho trabajo. Este año, de momento, no he tenido vacaciones (ni se vislumbran). Al menos, todos los libros y autores que he corregido han sido/están siendo interesantísimos (salvo una novela de aventuras de un escritor bestseller que fue un auténtico puerro). Creo que os voy a recomendar alguno de los títulos que he corregido, saltándome esa norma que me impuse yo misma. Porque cuando algo es interesante, pues se dice, ¿no? Y también os contaré lo que he leído estos meses. Poco, pero hay cosillas de lo más curiosas, que creo que os podrían gustar.
Sinceramente espero que todo se calme en lo laboral, porque no sé cuánto tiempo más voy a aguantar a este ritmo. Ritmo que me impide disfrutar de otros ámbitos que son tan importantes o más de la forma en que a mí me gustaría. Incluso me impide leer o publicar en el blog como antes, y me da pena. Así que a ver si el otoño me trae un poquito de tranquilidad. Este mismo fin de semana tendréis noticias mías por aquí. Gracias por vuestra paciencia. Si me queréis dar envidia con vuestras vacaciones (y vuestras lecturas vacacionales), tenéis los comentarios a vuestra disposición.
Estimada mónicabasterrechea,
Me imagino que no es usted de verdad, sino una robot de esas que leen los comentarios y responden con automatismos. Tranquila, a mi no me importa, entre chicas cualquier compresión es inteligente.
Me temo que no me voy a explicar bien, lo siento.
El comentario que quiero modificar/borrar no aparece en la pestaña «Deja un comentario», que ya he visto que en otros blogs sí que aparece. En el suyo no. Yo comento con educación (sin favores ni nada, aunque usted lo pida), pero tras teclear unas líneas de ánimo y terminar ahogada en palabras, nada, que no veo nada. Así que lo doy las gracias por sus respuestas futuras, pero como ya me expliqué (mal, lo siento), no puedo seguir unas instrucciones que no se indican para el borrado y la modificación de comentarios, instrucciones que usted ahora muy amablemente se estará cuestionando.
Ya. La comprendo. No se preocupe, mujer. Le vuelvo a explicar mi caso otra vez, para que se frote los ojos y lo compruebe usted misma, no vaya a ser cosa de mis cuatro navegadores y quede yo como una tonta al final. Verá. Me tiran desde atrás los artículos sin comentarios. Usted parece una robot sencilla y con cibernéticos sentimientos. Mi misión (misión es un decir, no lo tenga en cuenta, mejor, por ejemplo, la misión mía), la misión mía, digo, es acabar con la triste lacra, la de los artículos sin comentarios, y con mucha alegría llegué hace un tiempo a su blog. No es que tenga mucho trabajo, esa es la verdad, pero me entristece mucho que, para una vez, el comentario que quiero modificar/borrar no aparezca en la pestaña «Deja un comentario», que ya he visto que en otros blogs sí que aparece. En el suyo no.
Se lo pido por favor, monicabasterrechea. Qué hago, ¿le doy a publicar? Aún no he utilizado las palabras STRONG, EM, A, BLOCKQUOTE y CODE. A saber lo que he escrito…
Por dios, qué sinquietud. Vivir sin ejercitar la noble opción de modificar/borrar no es una vida, monicabasterrechea. Facilíteme, se lo ruego.
Sin otra lesión extraocular, me despido.
(Creo que me despido). (Creo que creo que me despido). (Creo que creo que creo que me despido).
Vaya, ¿ve por donde voy? ¡Un maldito bucle! Y así todo el rato…