Mis últimas lecturas (de octubre de 2015 a abril de 2016)
El año pasado escribí varias entradas en que comentaba aquellos libros que había leído pero que, por alguna que otra razón, no tenían reseña propia en el blog. Como veo que se me acumulan los libros por reseñar (y ando con poquito tiempo para escribir últimamente, creo que os habréis podido dar cuenta a estas alturas), he decidido hablaros sucintamente de los títulos que no tienen reseña en el blog (de los que ha habido reseña, no digo nada; podéis acceder a ellas yendo a la lista correspondiente de libros leídos y pinchando en los títulos).
Tengo que retrotraerme hasta octubre del año pasado. Va a ser larga esta entrada…
Octubre de 2015
Juanjo Sáez: Hit emocional
De Sonic Youth a Los Planetas, de Radiohead a Animal Collective, de LCD Soundsystem a Arcade Fire, de The Smiths a The Strokes… Juanjo Sáez retrata sus pasiones musicales y su educación sentimental en este libro inconmensurable, destinado a perdurar. Como él mismo confiesa en estas páginas: «Yo, hace veinte años, ya era un nostálgico cuando todavía no había perdido casi nada». Hit emocional no es solamente un manifiesto de amor absoluto al rock, sino, muy especialmente, una emotiva reflexión sobre las maneras que tiene la música de deslizarse en nuestras vivencias y redimensionarlas. Así, al hablar de los grupos que le gustan (o que le gustaron) Juanjo Sáez esboza una sentida autobiografía en la que la música se convierte en el hilo conductor que remite a lugares, momentos y personas. A lo largo de trescientas páginas memorables, esta novela gráfica, donde encontraremos el inconfundible estilo del autor (y su mezcla de humor y nostalgia), nos recordará por qué amamos tanto la música, y también a aquellos con quienes la descubrimos y la compartimos.
Si os gusta la música, no os podéis perder esta novela gráfica, un nostálgico periplo vital a través de los grupos y canciones que han marcado la vida del autor. Me pareció un libro entrañable que, aunque no hable (o sí) de nuestros grupos, incide directamente en nuestros recuerdos, tanto de la música en sí como de la gente con la que la hemos compartido.
Noviembre de 2015
Elena Ferrante: La amiga estupenda
Con La amiga estupenda, Elena Ferrante inaugura una tetralogía deslumbrante que tiene como telón de fondo la ciudad de Nápoles a mediados del siglo pasado y como protagonistas a Lenù y Lila, dos jóvenes mujeres que están aprendiendo a gobernar su vida en un entorno donde la astucia, antes que la inteligencia, es el ingrediente de todas las salsas.
La relación a menudo tempestuosa entre Lila y Lenù viene acompañada de un coro de voces que dan cuerpo a su historia y nos muestran la realidad de un barrio pobre, habitado por gente humilde que acata sin rechistar la ley del más fuerte, pero La amiga estupenda está lejos del realismo social: lo que aquí tenemos son unos personajes de carne y hueso, que nos intrigan y nos deslumbran por la fuerza y la urgencia de sus emociones.
Por primera vez Ferrante aborda una narración muy amplia, poniendo en escena un verdadero tableau vivant donde no hay espacio para el tópico: todo es vida y todo respira al hilo de la mejor literatura.
Tengo pendiente escribir sobre esta tetralogía (lo haré, solo que no sé cuándo). Me ha gustado mucho, aunque debo reconocer que no me ha quedado buen sabor de boca, el final me pareció flojo. Pero… todo el camino me parece de lo más disfrutable, sobre todo la segunda y la tercera novela. La amiga estupenda, que es la primera parte, abarca la infancia de las dos protagonistas y, aunque me gustó, mi enganche empezó con la siguiente. Muy recomendable de todas formas (de hecho, se la he dejado ya a un montón de gente). Por cierto, voy a copiar las sinopsis de las cuatro novelas, pero no las leáis si no queréis acabar con las novelas destripadas (¡lo cuentan todo en los textos de las contras y me fastidiaron ciertas cosas!).
Enero de 2016
Thomas Mann: La muerte en Venecia
A pesar de que su obra más conocida sea la novela La montaña mágica, Thomas Mann recibió el Premio Nobel de literatura en 1929. Los diarios personales de Mann, hechos públicos en 1975, revelan su lucha interna contra una homosexualidad siempre latente, la cual halló reflejo en sus libros, muy señaladamente en su conocida obra La muerte en Venecia (1912), en la que el envejecido protagonista se enamora de un muchacho de 14 años llamado Tadzio. Considerado un clásico de la literatura homosexual, La muerte en Venecia ha sido objeto de una película de Visconti y de una ópera de Britten.
Una Venecia decandente y enfermiza envuelven a un protagonista, decadente y enfermizo también, que se enamora de un adolescente. Una novela pausada, de detalles, de imágenes y de reflexión sobre la vida y la muerte. Los coqueteos de Aschenbach con Tadzio a ratos parecen una mera excusa para escribir sobre la muerte. Me gustó mucho, aunque reconozco que esperaba otra cosa (quizá influida por ciertas charlas sobre la novela que me habían dejado una impresión equivocada). Mi edición, de la colección «Los ineludibles» de Navona, no puede ser más bonita (estoy enamorada de esas tapas enteladas).
Elena Ferrante: Un mal nombre
«Ella me demostró que yo no había ganado nada, simplemente porque en este mundo nuestro no había nada que ganar… y lo que de verdad valía la pena era verse de vez en cuando para que el sonido enloquecido de nuestras mentes fuera rebotando de la una a la otra sin parar».
Ella es una mujer hermosa, alocada, y se llama Lila. Es la misma niña que conocimos en La amiga estupenda, el primer tomo de esta espléndida tetralogía, y ahora, recién cumplidos los dieciséis años, acaba de casarse con un hombre al que desprecia. La otra, que escucha, la sigue y sin querer la imita, es Lenù, una alumna brillante, empeñada en aprender en los libros todo aquello que Lila aprende de la vida a secas.
Así, en este rebote de sensaciones, se desarrolla una amistad muy peculiar, una relación donde la complicidad es ley. Basta una mirada de Lila para que Lenù entienda qué pasa realmente en el dormitorio de su amiga. Basta una sonrisa para descubrir qué se esconde tras esos vestidos caros que se acoplan al cuerpo de Lila como un guante y provocan a los hombres del barrio. Basta un gesto para que Lenù sepa que Lila va a cometer una locura y nadie será capaz de detenerla.
Nápoles, la ciudad que las ha visto crecer, es el escenario de esta comedio que tiene la fuerza de un drama y se quedará entre nosotros como una de las obras maestras de la literatura de este siglo.
Esta segunda parte de la tetralogía me atrapó. No pude soltarla hasta que no la acabé. Para mí, mucho más interesante que la primera. Como ya os he dicho antes, espero hablaros de estas novelas pronto (por cierto, no sé si hacerlo de golpe o ir una por una; en realidad, es la misma historia que sigue, así que me pega que lo haré de una vez).
Gail Parent: Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York
Sheila es una chica mona. Su madre dice que es guapísima, claro, pero ya se sabe cómo son las madres. Vive en Manhattan con su mejor amiga, Linda, que es más alta y más delgada que ella.
Sheila no piensa demasiado en el futuro y su vida transcurre como la de cualquier otra chica. Sin embargo, su despreocupación termina el día en que cumple treinta y cae en la cuenta de que no tiene pareja. Sheila intentará resolverlo, pero no es tarea fácil: el que no es gay, se enamora de su mejor amiga; y el que parecía tan buen chico, solo busca ahorrarse el alquiler. Un desastre.
Las decepciones se transforman en desesperación y, en un momento de lucidez, Sheila toma una decisión drástica: suicidarse. Pero antes de hacerlo, tiene que dejar sus cosas en orden y explicar los motivos en una larga nota.
Considerada cuando se publicó, en 1971, como la alternativa femenina al Alexander Portnoy de Philip Roth y a las primeras comedias de Woody Allen, Sheila Levine está muerta y vive en Nueva York continúa siendo la nota de suicidio más divertida que se haya escrito nunca.
Entretenida e, incluso, divertida a ratos, pero ya. Que a veces está muy bien este tipo de lecturas, pero me dejó bastante indiferente. A mi malestar se sumó que lo compré en digital y la edición digital era un auténtico despropósito. No obstante, tiene momentos tronchantes (como cuando va a comprarse un nicho o un ataúd), aparte de un titulazo…
Elena Ferrante: Las deudas del cuerpo
Érase una vez dos niñas, Elena y Lila, que nacieron en 1944 en un barrio pobre de la ciudad de Nápoles, y desde entonces su historia ha sido el hilo conductor de esta espléndida saga napolitana que ahora llega a su tercera entrega.
Lila se casó muy joven con el hombre más adinerado del barrio y poco tardó en dejarlo. Ahora vive en un lugar miserable, pero su ingenio no ha mermado: solo se ha transformado en rabia. Es quizá este odio lo que la llevará a capitanear las revueltas en la fábrica y a negarse a una convivencia pacífica y modesta con su nuevo compañero. Elena, en cambio, ha continuado con los estudios e incluso ha escrito una novela. Ahora vive entre Nápoles y Pisa, y se ha casado con un profesor de la Universidad de Florencia. Así, a primera vista, nada une ya a las dos amigas, pero el barrio de Nápoles donde fueron niñas aún las reclama, las viejas costumbres las devuelven a un tiempo que ya se fue, y la vida se cobra su precio.
Con esta novela continúa una saga que ha hecho del costumbrismo una herramienta para la gran literatura y coloca a Elena Ferrante entre los grandes nombres de nuestra época.
Esta parte también me enganchó sobremanera. Lo peor: el título, del cual ya os hablé aquí. Lo mejor: todo lo demás.
Marzo de 2016
Elena Ferrante: La niña perdida
La niña perdida pone punto final a la historia de dos mujeres que nacieron a mediados del siglo XX en Nápoles y que desde niñas fueron compartiendo una amistad compleja, con momentos de duda o ausencia, pero siempre cómplice.
Lina y Elena son ahora adultas y han tomado caminos distintos: Elena dejó Nápoles para casarse y convertirse en una escritora de éxito en Milán. Solo un amor de juventud que vuelve a florecer la devolverá a Nápoles, donde la espera Lina, que ahora es madre y además ha triunfado muy a su manera en el negocio local.
Los hechos se precipitan cuando de repente la hija de Lina desaparecer: ¿asesinato, rapto, muerte? Nadie lo sabe, y el barrio murmura. Desde entonces, Lina ya no es la misma y la locura acecha. Todos, los hombres, las mujeres, el paisaje, la ciudad entera de Nápoles, se convierten en testigos del duelo de una madre que no sabe llorar y que un buen día también desaparecerá, devolviendo al lector al principio de esta espléndida saga.
Inteligencia, emoción contenida, escritura que se pliega a los acontecimientos y se ajusta como un guante a la trama: todo está en estas páginas en las que se ha hilado una de las obras más brillantes de este siglo.
Pues… la decepción. Un regusto agridulce por el final, que me parece poco generoso e, incluso, cruel. La primera mitad sí que me encandiló, pero luego nada. Y, encima, la sensación de que se acababa algo importante, que ya no iba a saber más de Lila y Lenù. Aunque no me gustara el final, me dio pena acabar los libros. A ver si puedo escribir sobre ellos pronto, de verdad…
Abril de 2016
Juan Vico: Los bosques imantados
Francia, 1870. En el bosque de Samiel se reúnen centenares de curiosos, devotos, médiums y magos, y también la prensa, dispuesta a cubrir los fenómenos que se esperan para la noche del 10 de julio. Locusto, un misterioso mago al que nadie ha visto el rostro, ha anunciado su aparición en el bosque, coincidiendo con el eclipse lunar que tendrá lugar en la noche de Samiel y que propiciará el despertar de poderosas fuerzas. Hasta allí viaja Victor Blum, periodista embarcado en una cruzada personal contra la superchería y el fraude. Dos hechos inesperados, la profanación de una iglesia y un asesinato, pondrán a prueba la investigación de Blum.
Un análisis de la fascinación por los fenómenos paranormales y de la necesidad de poner a prueba la fe y la superstición.
No creo que escriba reseña de esta novela. Me pareció muy entretenida e interesante. Pero (sí, hay un pero), a pesar de que me gustó, su planteamiento me parece un poco tramposo, porque, aunque ocurren cosas, no somos conscientes de todo y «hace falta» un capítulo final de explicación y cierre. Aun así, buena novela para pasar una tarde a gusto.
Cyrill Connolly: Los diplomáticos desaparecidos
La extraordinaria crónica de la desaparición de los dos primeros miembros del círculo de Cambridge.
El 25 de mayo de 1951, Guy Burgess y Donald Maclean, dos funcionarios británicos, desaparecieron sin dejar rastro y dieron inicio al mito de los cinco de Cambridge, los brillantes jóvenes captados por la inteligencia soviética en el Cambridge de los años treinta. Aún conmocionado por la desaparición, y mucho antes de que la Unión Soviética admitiera que los había acogido, Cyril Connolly escribió este fascinante y perspicaz retrato de los dos, intentando adivinar qué había pasado con los diplomáticos que desaparecieron.
Esto es una crónica sobre la desaparición de dos diplomáticos, pero que no dejan de ser elucubraciones del autor sobre qué les pudo haber pasado (luego, más adelante, se supo, y la historia es digna de conocerse). Texto breve y curioso, me lo regalaron y no sé si está a la venta (tampoco he encontrado imagen de la cubierta).
Roald Dahl: El librero
«Hace tiempo, si uno se dirigía a Charing Cross Road desde Trafalgar Square, en cuestión de minutos se encontraba con una librería situada a mano derecha y sobre cuyo escaparate un cartel anunciaba: “WILLIAM BUGGAGE. LIBROS RAROS”». Allí trabajan dos curiosos personajes: el librero, William Buggage, y su ayudante, la señorita Tottle, quienes no prestan demasiada atención a la venta de libros. Prefieren, más bien, leer cada día los obituarios, así como su obra favorita: el Who’s Who.
Publicado por primera vez en 1987, El librero es uno de los grandes relatos de Roald Dahl. El final es, como siempre en sus libros, inesperado y sorprendente.
Di-ver-ti-dí-si-mo. Es una historia muy cortita, se lee en un tris y te pinta una sonrisa en los labios. ¿Qué más se puede pedir? Muy buena la edición ilustrada de Nórdica. Corred a por él, insensatos.
Philip Larkin: Una chica en invierno
Precisa, elegante, concisa, Una chica en invierno es la última de las grandes obras de Larkin que quedaba por publicar en castellano. Una historia de invierno y de verano, de guerra y de paz, de exilio y de hogar, y también una de sus piezas más sinceras, en la que se entrelazan huellas de su propia biografía. El autor nos sumerge magistralmente en la opresiva atmósfera del crudo invierno inglés en plena Segunda Guerra Mundial. Katherine es una joven refugiada que trabaja como bibliotecaria en una gris ciudad inglesa. Hastiada de su trabajo y de la vida en general, lo único que le hace mantener la esperanza es la perspectiva de un reencuentro con el que fue su primer amor. Así, en las horas previas a su cita, Katherine revivirá las idílicas vacaciones que supusieron para ella la pérdida de la inocencia y el paso a la edad adulta. Ahora Robin, el protagonista de aquel crucial verano, tan glorioso como mortificante, tan radiante como precozmente crepuscular, podría poner fin a su monótona vida y arrancarla para siempre de las garras de la frustración.
Una delicia de novela. Quizá, de momento, lo que más me ha gustado (como novela en sí, que este año he tocado más géneros) de lo que he leído este año hasta ahora. Por supuesto, habrá reseña; pero, hasta entonces, por favor, echadle un vistazo a este tesoro, que sé que a muchos os va a encantar como a mí.
* * *
Y esto ha sido todo. Alguna recomendación ya os he hecho. ¿Habéis leído algo de todo esto? ¿Os ha gustado, lo recomendáis? Como siempre, los comentarios están abiertos.
Huy… Alguien tiene una ferrantitis aguda. Yo también he hecho los deberes, aunque a menor escala. He leído El Amor Molesto; el único libro que encontré en las bibliotecas de alrededor, después de un tiempo de acecho, la ferrantitis se extiende con facilidad… Si te llega la inspiración, será interesante leer tus impresiones (leer-tus-impresiones… menudo chiste más malo, ¿verdad?). Te dejo un puñado de palabrejas raras, impronunciables, mágicas, por si tienes interés. Cuídate : )
Alexitimia, odaxelagnia, tricobezoar (como tricomanía o tricotilomanía…).