Los derechos del lector
Hace ya algunos años, Daniel Pennac, autor francés de títulos como La felicidad de los ogros (Au bonheur des ogres), publicó un ensayo en que abogaba por leer buena literatura como forma de fomentar la lectura entre los más pequeños. Leyendo textos de calidad llegarían al placer de leer. El ensayo se llama Como una novela (Comme un roman).
Pennac resume su tesis en un decálogo de lo que él llama derechos del lector, que paso a enumerar aquí abajo:
- Derecho a no leer.
- Derecho a saltarse páginas.
- Derecho a no terminar un libro.
- Derecho a releer.
- Derecho a leer cualquier cosa.
- Derecho al bovarismo (enfermedad de transmisión textual).
- Derecho a leer en cualquier sitio.
- Derecho a hojear.
- Derecho a leer en voz alta.
- Derecho a callarnos.
Estoy de acuerdo con todos ellos. Y los traigo a colación porque hace ya tiempo que abandono los libros que no me gustan sin sentirme culpable por ello. Habiendo tantos, ¿para qué perder el tiempo con algo que no me está llenando? Así que, si vais a seguir mis lecturas (como os he propuesto), no os asustéis si no acabo todos. Estoy ejerciendo uno de mis derechos como lectora.
También soy capaz de releer algunos textos tantas veces como sea necesario. Creo que esto lo he heredado de mi padre, que leía el mismo libro todos los veranos. Yo hago lo mismo. Tengo mi libro del verano y otros que releo de vez en cuando; y es curioso, porque siempre descubro algo nuevo.
Por último, debo preveniros de que habrá tiempos de sequía lectora. Suelen coincidir con épocas de mucho trabajo: leo tanto durante mi jornada laboral, que me resulta pesado ponerme a leer de nuevo en mi tiempo de ocio; además, si el libro no está bien corregido, me da la sensación de que estoy trabajando y tengo que sacar el bolígrafo rojo… (y esto ocurre más veces de las que serían deseables después de haber pagado más de 20 euros por él).
Tras las pequeñas advertencias sobre mi vida lectora para todos aquellos que sintáis curiosidad por ella, os animo a que ejerzáis siempre vuestros derechos como lectores. Y leed mucho (o no, como os apetezca).