Un libro que hayas prestado y que no haya vuelto (30 libros)
Que conste que me encanta dejar libros. Cuanto más se lean mis libros, mejor. Y me gusta saber que algunos han recorrido medio mundo (tengo una edición de Cien años de soledad que ha estado en los cinco continentes, por ejemplo). No me supone ningún problema prestar mis libros, siempre y cuando regresen. Problema: no siempre vuelven. Y, a veces, no lo hacen en el estado en que yo los dejé (eso sí que me enfada, porque yo soy muy cuidadosa con los libros). Pero volvamos a esos libros que no vuelven. Hoy podría haber elegido muchísimos títulos. Algunos sé dónde están, otros no. Y de algunos, como del de hoy, ya me he despedido para siempre. Hoy os hablo de Cuatro amigos, de David Trueba.
Detrás del desmadrado viaje de vacaciones de cuatro amigos veinteañeros, se esconde una historia de amor. El protagonista, Solo, se suma a la juerga continua y al gamberrismo andante de sus inseparables compañeros tratando de huir del recuerdo de Bárbara, pero cada paso le acerca más a ella, al amor de su vida. La exaltación de la libertad, de la juventud, de la adolescencia eterna termina por recordarles que todo se acaba, que tras las carcajadas asoman las frustraciones. Cuatro amigos es el relato agridulce del final de una época, de una edad. David Trueba reincide con su segunda novela en el contraste de tonalidades, entre la pura comedia disparatada y el más desatado romanticismo, y despliega de nuevo su talento narrativo en un espacio muy poco transitado en la nueva literatura española.
Es curioso, porque me acordé de este libro precisamente por otro de Trueba. Hace cosa de un mes me devolvieron, muchos años después, Abierto toda la noche. Ni me acordaba de que tenía ese libro y de que lo había prestado (sabía que lo había leído, pero no me acordaba de dónde lo había sacado). Y resulta que volvió (y lo releí: qué risas, muy recomendable, leedlo si no lo habéis hecho; a ver si escribo reseña). Y entonces me acordé de Cuatro amigos. Ese no va a volver…
Sé a quién se lo dejé. Sé que esa persona, a su vez, se lo prestó a alguien más. Y esa segunda persona, a otra. Y ahí pierdo la pista. Y esto no me gusta; porque, si yo presto un libro, sé a quién se lo estoy dejando y, la verdad, el libro es mío. ¿Por qué se presta algo que no pertenece? No sé. El asunto es que no tengo ni idea de dónde puede estar mi ejemplar, pero sí que tengo la certeza de que no va a volver a mi estantería.
Hablando del libro en sí… Muy muy recomendable. Para mí es una novela especial, por lo que me supusieron ciertos fragmentos en su día. Algunos de los «Escritos en servilletas» (párrafos que el protagonista va escribiendo en servilletas) son increíbles. Por cierto, es un título que suele salir mucho en los retos, lo proponéis mucho, así que no debe de ser solo cosa mía, es una novela que gusta mucho…
Os toca. ¿Algún libro que hayáis prestado y no haya vuelto? Por cierto, una curiosidad: ¿prestáis libros que no son vuestros? Contad lo que queráis en los comentarios, que para eso están… 😉
Buenos dias Monica. A mi tambien me enfadaba mucho perder la pista de los libros que iba prestando. Lo «solucioné» con un ex-libris. Ahora siguen perdidos pero.quien los tenga.sabe a quien pertenecen… Vaya consuelo eh? En fin. Ahí va mi libro para hoy. Y me apunto el de.Trueba que me lo han recomendado en otras ocasiones. Un beso. http://misfiliasyfobias.blogspot.com.es/2013/11/reto-de-los-30-libros-21-un-libro-que.html?m=1