Blog Mobas | El blog de las comas, los sustantivos, los libros y las cursivas

Me volvería loca al comprobar que las personas de mi alrededor van muriendo siendo yo misma la principar sospechosa pero sin tener consciencia de haber cometido ningún crimen.
Mi vida daría un vuelco de 180º perdiendo todo: mi casa, mi trabajo, mi mirado , mi hijo…pero mi lucha por sobrevivir será más fuerte.

Como ves un argumento duro para una estupenda novela: El vestido de novia de Pierre Lemaitre

Hola, Mónica:

Si lo que escribiré a continuación vale al menos un poco, te pido que me consideres como candidato de aprendiz tuyo. No importa que sea una silla en el rincón más oscuro. Esta es la única forma que tengo (mis palabras) para conseguir una oportunidad y aprender de ti. Sabes mucho. No tendré dinero, pero sí un cerebro, dos manos y con eso me basta.
Quiero crecer como escritor. Te admiro a un nivel enfermizo. No te asustes, cuando sienta que he aprendido mucho me apartaré de aquí. No soy un loco de esos fanáticos. Pero ya casi lo parezco.
Yo también me reí.
Y es que…
¿Quién? Responde, sinceramente, ¿quién se atreve a escribir en un blog sobre corrección, y además, decir que intentará responder. Tú lanzas una invitación a todo el mundo sabiendo que puedes. Eres demasiado luminosa.
Lanzas una moneda al aire y desafías, sin intención, y vences… ¡a todo el maldito planeta de habla hispana!
¡No me lo puedes negar, tienes demasiado poder en tus palabras!

Yo, soy sincero, vengo por tu conocimiento. Es que, tú no sabes lo que es estar frente a ti. En serio.
Bueno.
A lo que vine. Jugaré con mucho gusto, y con algo de temor.

¿Cuál es el último libro que leí?, ¿y cómo sería yo?
¡Yo suspiré! Ya, me quedo en silencio.

El último es Popcorn de Ben Elton, editorial Emecé. Impreso en Argentina. Me cayó de milagro pues soy de México y por acá no llegan libros impresos en aquel país. Sí mucho editado en España. ¡Saludos!

Si no quieren saber de qué va, mejor no lean esto.

Mónica, lee el libro para que veas que no me estoy tratando de sobrepasar. Me entenderás, el autor es bueno. Quiero seguir por aquí, dame permiso.

Yo sería como Wayne. Tendría tatuajes y una pistola automática, mataría sin piedad. Me follaría (como dicen en España), a cuanta mujer rápida encontrara en mi camino. Me drogaría y vería mucha tele. No leería. Odiaría a todos los que tienen más dinero que yo y tendría una musculatura envidiable.

Mónica, como tú serías Bruce Delamitri, (transfigurado en mi cabeza loca) ganador del Oscar en el libro. Yo entraría a tu casa sin que te dieras cuenta. ¡Te sorprendería justo antes de que follaras con un chico supermodelo! Y te apuntaría con una pistola.
Yo tendría una novia tonta que no sabe distinguir ente un hola y una ola. Y sentiría una reverencia absoluta por ti.

Como hoy. Y aunque aprenda más…
¿Ya qué digo?

Gracias por ser quien eres.

Si fuera Kapuscinski, me habría pasado tres meses en el infierno de Angola jugándome el pellejo para enviar mis crónicas desde el frente cuando todos los demás periodistas hubieran abandonado el país en guerra. Si fuera Kapuscinski habría sido testigo de lo peor (y de lo mejor) del ser humano, pero no lo habría juzgado, simplemente lo habría contado, sin importarme que cada día que comenzaba pudiera ser con toda probabilidad el último de mi existencia.
Impresionada por las vivencias del maestro del periodismo en «Un día más con vida».

Si fuera Rousseau, sería tímido, extraño y solitario. Habría hecho amigos que se preocuparían por mi bienestar, pero no comprendería por qué me tratan como a un niño y pretenden imponerme sus ideas y su manera de vivir. Pronto se alejarán de mí, uno detrás de otro, y vagaré por el mundo solo y desdeñado por todos aquellos que quise alguna vez. Durante los próximos años pensaré a menudo en esta pérdida, sin comprender nunca por qué es tan difícil encontrar la felicidad entre la gente. («Confesiones».)

Mmmm… Pues mi vida no tendría valor, sería un paria y mi persona valdría menos que la de un intocable de la India. Solo existiría para servir a la aristocracia, rezando todos los días para seguir siendo útil para que no me sacrifiquen por inservible. Viviría en un mundo gris y ceniciento en el que las brumas gobiernan la noche, abrumado constantemente por la presencia ominosa de nuestro gobernante inmortal, que es, al mismo tiempo, nuestro tirano, nuestro Dios y el salvador del mundo. Y no habría esperanza.

Pero descubriría que soy alomántico.
Leí Nacidos de la bruma, de Brandon Sanderson.