Victor Margueritte: ‘La garçonne’
Aunque en la última entrada os comenté que iba a escribir pocas reseñas de libros porque estoy leyendo poco, alguna tengo guardada en la recámara, como esta de La garçonne de Victor Margueritte.
«Monique no sentía vergüenza, ningún remordimiento. Aquella compañía de una hora no le había prometido nada. No mentía».
Monique Lerbier, hija de una familia de la alta burguesía, pronto se casará con Lucien, el hombre que ama, pero una noche lo sorprende en compañía de otra mujer. Humillada, se venga con el primero que pasa y decide así tomar las riendas de su destino y de su vida. Trasgredirá todos los límites establecidos para emanciparse a través de múltiples experiencias amorosas y del tranquilizar olvido de las drogas.
La novela, escrita en 1922, tiene el mérito de haber fijado la mítica figura de la garçonne, esa chica con flecos y perlas, fumando con boquilla y luciendo melena corta. La obra se convirtió en un verdadero fenómeno editorial en Francia e inspiró cuatro películas, una de las cuales supuso el debut cinematográfico de Édith Piaf.
Una novela con casi un siglo de vida ya, pero cuyas ideas siguen siendo actuales, excesivamente actuales. Porque hay asuntos que, como sociedad, todavía no tenemos superados. Y la situación de la mujer, a pesar de lo mucho que hemos avanzado en este siglo, aún deja mucho que desear en determinados terrenos.
Poneos en situación: vuestra hijita, un primor de niña a la que habéis educado para que sea la perfecta ama de su casa, decide no casarse con su prometido (un adinerado empresario que, además, va a sacar de la ruina a vuestra familia) porque le ha pillado con otra. Este hecho le va a servir para romper, no solo con esa promesa de matrimonio, sino con todos los valores que habían regido (y encorsetado) su vida hasta ese momento.
Su liberación tiene, en mi opinión, cuatro facetas: sexo, drogas, aspecto físico y libertad económica (aunque se suele hablar solo de las tres primeras, para mí la cuarta es fundamental). Monique monta un negocio de decoración que le permite ser libre económicamente. Este hecho no se suele mencionar, pero yo lo veo importantísimo, porque es la llave para todo lo demás. Además, habrá un cambio físico en su aspecto que va a ser el reflejo de esta revolución interior: se corta el pelo. Puede parecer una bobada, pero adivinad de dónde viene el corte à la garçonne (sí, de esta novela). Monique es libre para peinarse como le dé la gana, así como para vestir como quiera (con ropa masculina muchas veces).
Las otras dos caras, muy unidas, son el sexo y las drogas. Porque, puestos a experimentar, hagámoslo a lo grande. En el sexo no hay límites ni tabúes: hombres, mujeres, tríos, orgías, camas redondas con prostitutas, BDSM… Monique lo prueba todo. Y, claro, muchas veces puesta hasta arriba de coca (aunque a ella le va más la heroína, pero es más complicada de conseguir, según parece, en el loco París de aquella época). Quizá esto sea lo más «escandaloso» (que creo que sí lleva todo al extremo, aunque, probablemente, sea necesario en la novela), pero yo quiero destacar la total despreocupación de Monique por lo que los demás puedan pensar de ella por acostarse con quien quiere cuando quiere y como quiere. Algo que, un siglo después, no está del todo «normalizado».
Leyendo la novela me pareció estar ante algo muy actual… hasta la última parte. Quizá ahora el final habría sido distinto. Hay una especie de «redención por amor» que en la actualidad no me encajaría mucho (¿o sí?). Monique se siente vacía con esa vida liberada y, en el fondo, ansía encontrar un amor que le proporcione otro tipo de vida. No sé hasta qué punto esto sigue la transgresión o es una vuelta a los cauces establecidos.
La novela me gustó muchísimo, las cosas como son. Aun así, le pongo unos cuantos peros (ese llevar todo al extremo, ese recular al final, hay algunos personajes que son incluso algo caricaturescos por esa ansia de mostrar lo más revolucionario y rompedor…). Sin embargo, el mayor pero, la edición en sí. La novela está plagadita de faltas de ortografía y problemas ortotipográficos. Una auténtica pena.
¿Alguien ha leído La garçonne? ¿Os llama la atención? Contadme en los comentarios…
Je, gracioso… Qué incoherentes somos, apenas revisas el texto y pones el nombre de la traductora en primera línea. En fin. Libro interesante y curioso… Me recuerda un poco a la novela que he leído este fin de semana (Elizabeth von Arnim, «Amor», 1925), que relata la relación entre una mujer mayor y un jovencito. Curioso, a mí que me parece que siempre, siempre, siempre, se habla de dinero…