Karl Ove Knausgard: ‘Un hombre enamorado’
Hace unos días os hablé de la primera parte del macroproyecto a lo Proust del noruego Karl Ove Knausgård, La muerte del padre. Hoy os traigo mis impresiones sobre la segunda, Un hombre enamorado, que debo admitir que me ha gustado aún más si cabe.
De ser hijo a ser padre. Este es el paso del autor en la segunda parte de las seis que conforman Mi lucha, esa inmensa novela autobiográfica que la crítica ha descrito como «un proyecto demencial que solo los verdaderos genios pueden alcanzar». Karl Ove deja a su mujer y se marcha a Estocolmo. Allí se hace amigo de Geir, otro noruego, intelectual y fanático del boxeo. Y vuelve a encontrarse con Linda, una poeta que le había fascinado en un encuentro de escritores y que será su segunda mujer. Su mundo cambia mientras él escribe y cuenta cómo es volverse a enamorar, los goces y los engorros de la paternidad, la necesidad de escribir, la cotidianeidad de la vida en familia o el cómico fracaso de sus vacaciones, la humillación de las clases de preparación al parto, las peleas con los vecinos… Knausgård escribe con una veracidad punzante sobre los instantes que componen una vida, la de un hombre que anhela con igual intensidad la soledad y el amor.
Hay un salto como de diez años entre el final de La muerte del padre y el comienzo de Un hombre enamorado. A Karl Ove le han pasado cosas muy importantes en su vida: ha dejado a su mujer Tonje, se ha ido a vivir a Suecia, ha conocido a Linda y tiene tres hijos con ella. En este tiempo también ha empezado a publicar y sigue escribiendo. Echa un poquito para atrás y lo que tenemos en Un hombre enamorado es la aventura vital de Karl Ove desde el momento en que se muda a Estocolmo hasta ese «presente» con tres niños y una idea de proyecto literario en la mente.
Hay varios temas que vertebran toda la novela (y la vida de Karl Ove). Uno es la escritura en sí, importantísimo. Su deseo de escribir, cómo se siente al escribir, charlas con otros amigos escritores plagadas de reflexiones (algunas de lo más interesantes, otras un poco más ajenas para quienes no conocemos el mundo editorial escandinavo…) y una cierta preocupación por la imagen que da a los demás de sí mismo, tanto en su escritura (que vive como una auténtica liberación: es feliz escribiendo) como en la promoción de sus libros (dice que jamás dan una imagen siquiera cercana de sí mismo; desde luego, después de estas novelas, espero que ya no tenga estos problemas, porque las novelas son un desnudo completo, se despoja de absolutamente todo, cuenta todo tal cual). Sobre todo destaca su obsesión por la soledad para escribir, que choca de manera frontal con su vida como padre de familia. Le es muy complicado conjugar ambos aspectos. No puede escribir si tiene que cuidar a su hija Vanja (la mayor y cuyos primeros años son el centro de la novela) y no puede ocuparse de su familia cuando se enclaustra para escribir, lo que desemboca en constantes crisis de pareja.
Pero el libro se titula Un hombre enamorado y, obviamente, es por algo. La novela es, por encima de todas las cosas, la historia de una pareja, la de Karl Ove y Linda, con sus momentos buenos y sus momentos malos. Karl Ove nos cuenta cómo conoció a Linda y cómo se reencuentra con ella en Estocolmo años después. La negativa de ella a tener algo con él en un principio. El acercamiento paulatino de ella cuando años después Karl Ove se muda a Estocolmo. Una especie de cortejo algo extraño (pero bonito), plagado de inseguridades. La explosión de alegría cuando por fin se juntan (si la primera noche con alguien que me gustara muchísimo, él me dijera lo que Karl Ove le dice a Linda, me muero allí de amor directamente). La felicidad contagiosa y eufórica de los primeros seis meses de relación. El comienzo de las crisis. El primer embarazo. El nacimiento de Vanja. Más crisis. Solución a las crisis. La decisión de tener a Heidi y a John después de Vanja (e, incluso, otro más, que no aparece en la novela, porque es anterior a su nacimiento, pero ya van por cuatro). Vida de pareja y vida de familia. Las suegras. Las compras en el supermercado con el carrito. Los problemas con la loca de su vecina. Escenas cotidianas que les sonaran mucho a todos los padres de familia. La vida, en definitiva. La construcción de una pareja y una familia, paralela a la construcción de una novela.
Y hay un tema que sobrevuela toda la novela y que me ha hecho muchísima gracia, quizá por desconocimiento sobre las culturas escandinavas. Resulta que los suecos y los noruegos no se llevan del todo bien. Y él es un noruego que vive en Suecia. A pesar de que las relaciones entre ambos países son muy habituales y comparten mucho (hasta el idioma es muy parecido), las formas de ser y la idea del otro son muy distintas y hay una especie de rivalidad entre ambos países muy presente en la novela y que, creo, los extranjeros miramos con curiosidad y diversión.
En Un hombre enamorado, de nuevo nos encontramos con una escritura algo desordenada, propia de quien va recordando y una anécdota le lleva a la siguiente. Lo único que puedo deciros es que engancha. Al leer, al menos yo, tuve todo el tiempo la sensación de «querer saber más». Y, la verdad, no quiero contar más (apenas he dicho nada). Coged el libro y leedlo. Se puede leer independientemente de La muerte del padre, aunque yo os recomendaría la lectura de ambas novelas. Aun así, si esta os apetece mucho, ¡a por ella! Quizá aparecen personajes y no sabéis muy bien quiénes son en algún momento (Tonje, la exmujer; Yngve, el hermano), pero no conocerlos no entorpece la lectura.
Y reconozco que ya estoy deseando meterme con la tercera, La isla de la infancia, pero voy a esperar un poco. ¿Alguien ha leído a Knausgård? ¿Alguien comprende mi enganche? ¡A los comentarios! 😉