Laurie Colwin: ‘Tantos días felices’
Si os gustan las historias amables con final feliz, Tantos días felices, de Laurie Colwin, podría ser vuestro libro del verano.
Guido y Vincent son amigos desde niños, estudian en Cambridge (Massachusetts) y comparten sueños: Guido quiere escribir poesía y a Vincent le gustaría ganar el Premio Nobel de Física. Cuando Guido se encuentra con la extravagante Holly a la salida de un museo se enamora perdidamente de ella, pero presiente que no tendrán una relación fácil. Vincent, más abierto y alegre, conoce a Misty en el trabajo y, aunque ella es una misántropa terrible, estaría dispuesto a darlo todo por salir con ella. A través de las relaciones de estos personajes, de sus cortejos, celos, rupturas y reconciliaciones en el Nueva York de finales de los setenta, Tantos días felices retrata a cuatro personas inteligentes y bienintencionadas que no pueden dejar de creer en el amor. Una maestra en la narración de sentimientos y relaciones afectivas, Laurie Colwin es uno de los secretos mejor guardados de la literatura norteamericana. Su prematura muerte en 1002 le privó del éxito que sin duda merecía; aun así, el número de devotos de sus peculiares comedias de costumbres no ha dejado de crecer desde entonces.
Vaya por delante que a mí este libro no me ha entusiasmado. A ratos me ha aburrido soberanamente y a ratos diría que «está bien», sin más. Es la típica lectura amable y sin pretensiones, buen libro de playa, por ejemplo (solo que yo no lo leí en la playa). ¿Cuál es, para mí, el problema de Tantos días felices? Los personajes. Son todos tan raros, están llevados tan al límite, que más que personajes parecen caricaturas (sobre todo ellas). Y no me refiero únicamente a los integrantes de las dos parejas protagonistas, sino también a todos a su alrededor: la secretaria, la prima, el primo, el profesor y su alumna… Todos personajes con formas de ser y actuar excesivamente extremas (más aún con el tema que se está tocando).
Eso sí, a quienes les gusten las historias de amor felices (y sin complicaciones, porque la máxima complicación es que ellas son raras las dos, pero forma parte de su «encanto») este libro les puede gustar mucho, porque tampoco son historias de amor al uso, sorprenden un poco. Pero ya. Desde luego, poso no deja la novela.
No sé si alguien habrá leído Tantos días felices y compartirá mi opinión. Tanto si os ha gustado como si no, o si os llama la atención, podéis dejar un comentario si queréis y hablamos sobre ello.
Acabo de cerrar el libro con la sensación de que me han estafado. Afortunadamente ¡te he encontradoencontrado! Entre tanta crítica entusiasta con este libro me estaba sintiendo muy rara y muy sola.
Porque yo sólo he encontrado a un grupo de personajes insustanciales a los que les daría un poco y una pala. Dos tardes enteras esperando que pasara algo por fin.