Un libro ambientado en una ciudad a la que quieras ir (30 libros)
Después de las vueltas que le di al coco ayer para elegir un título, hoy reconozco que lo tengo más fácil. Incluso se me ha ocurrido más de uno. Al final, he optado por De parte de la princesa muerta, de Kenize Mourad.
La princesa Selma, exiliada en Turquía cuando todavía era una niña, emprendió un camino de sorpresas e inquietudes que la llevó del Líbano a la India y concluyó con su llegada a Francia al comienzo de la segunda guerra mundial. Fue una vida fugaz, dramática, tan extraordinaria como fascinante. En París, la princesa dio a luz a una niña que sería su fruto más valioso: la autora de este libro. De parte de la princesa muerta es una novela histórica, narrada de una manera viva y realista, que refleja con gran interés y maestría los ambientes y las idiosincrasias de la corte otomana, del pueblo libanés y de la India de los rajás, llena de grandeza y de miseria a la vez. Al mismo tiempo, describe de forma minuciosa la rica personalidad de una mujer que vive los acontecimientos con una profunda sensibilidad, capaz de superar todos los fanatismos.
Si he elegido esta novela hoy es por toda su primera parte, ambientada en Estambul (la ciudad a la que quiero ir). La leí hace más de veinte años, así que mis impresiones pueden ser un poco confusas. Pero sí que me acuerdo de que la novela me gustó y que era fácil imaginar la vida en aquel palacio con vistas al Bósforo. Podría haber elegido otras novelas ambientadas en Estambul (me vienen otras a la mente ahora mismo, y que he leído no hace demasiado), pero, no sé por qué, guardo un muy buen recuerdo de esta lectura, creo que en su día la disfruté muchísimo.
Vuestro turno. ¿A qué ciudades vais hoy? Podéis comentar aquí o bien en Twitter con el hashtag #30libros (e indicando el día, por favor).
Estaba entre alguna historia de Austen, Mme Bovary o la Londres de Holmes… pero me decidí por El limonero Real, de J. J. Saer. El río, la isla, donde transcurre todo, es simplemente maravilloso. Por supuesto, Saer también transmite eso como nadie. Pero las mínimas experiencias que tuve de un ambiente así me permiten desearlo por sobre lo demás.