Christopher R. Beha: ‘Qué fue de Sophie Wilder’
Supongo que, una vez llegado el otoño, no puedo seguir alargando mi «descanso» veraniego, así que aquí vuelvo, llena de ideas y con muchos libros que comentar en la recámara. Y empiezo curso con una novela que me encantó cuando la leí hace ya unos meses. Por cierto, fue un regalo de cumple (tardío, por problemas logísticos), así que quiero darle las gracias desde aquí a la persona que me la compró: ¡gracias, A., la disfruté muchísimo! La novela de la que os voy a hablar hoy, Qué fue de Sophie Wilder, es una preciosidad. Habrá que seguirle la pista a su autor, Christopher R. Beha…
Charlie Blakeman vive en Washington Square, Nueva York, ha publicado una novela que ha pasado sin pena ni gloria y, aunque se supone que está escribiendo otra, dedica su tiempo a trasnochar con aspirantes a artistas en el apartamento que comparte con su primo.
Un día se reencuentra por casualidad con Sophie Wilder, su novia de la universidad con la que rompió diez años antes y a la que no ve desde entonces. Sophie le empieza a contar cómo ha sido su vida desde que se separaron: el inicio de su carrera literaria, su matrimonio y también la temporada que pasó cuidando de un enfermo moribundo. Cuando Sophie vuelve a desaparecer, Charlie querrá saber qué fue de Sophie Wilder.
Publicada recientemente en EE. UU. con gran éxito de crítica, Qué fue de Sophie Wilder es una novela clásica en el mejor sentido de la palabra: una novela inteligente, conmovedora y bien armada, que aborda algunos de los grandes temas de la literatura, como la amistad, el amor o la fe.
Imaginaos por un momento que meten en una coctelera facetas de vuestras vidas que son especialmente significativas para vosotros, agitan un poco y se sacan de la manga una novela de lo más tierna y conmovedora. Pues eso fue exactamente lo que sentí al leer Qué fue de Sophie Wilder: algunas de mis vivencias, recuerdos, historias actuales, comeduras de tarro… encarnados sobre todo en Sophie, la coprotagonista de esta historia.
La novela toca tantos temas que no sé por dónde empezar. Podría hablaros de cómo Sophie cuida a un enfermo terminal de cáncer. O de su descubrimiento de la fe y su conversión. O de su rebeldía con respecto a esa fe. De su divorcio. Podría comentar el vagar sin rumbo en la vida, un tanto perdido, de Charlie… (yo tengo la sensación de que tampoco Sophie sabe por dónde le da el aire, aunque sea la más decidida y valiente de la historia). Pero no me voy a detener en estas cuestiones, aunque sean importantísimas para la novela, para comprender a los personajes e, incluso, para empatizar con ellos, para tener una visión global de lo que se está leyendo. Me alargaría en exceso y casi prefiero dejaros con la miel en los labios y que, si tenéis curiosidad, acudáis a la novela.
En lo que sí quiero detenerme es en la historia de amor de Charlie y Sophie. Son el perfecto ejemplo de los encuentros y desencuentros que todos vivimos en algún momento. Porque, como me repite constantemente un amigo, la gente se encuentra, se desencuentra, se vuelve a encontrar… Y su historia, realmente, se podría resumir así: encuentro, desencuentro y reencuentro. Si no fuera porque es todo mucho más complicado… Y porque cuando existen ciertos sentimientos, a veces, ni los desencuentros son tales, ni los reencuentros son tan casuales (para mí, las casualidades no existen, y eso se refleja muy bien en la novela). Quizá Charlie y Sophie han estado diez años separados, pero solo físicamente. Porque Charlie jamás ha olvidado a Sophie. Y le sigue la pista. Y lee, disimuladamente y desde la sombra, todo lo que ella escribe. Y, en silencio, la echa de menos y está perdido. Y ella, viviendo más y de forma, quizá, más intensa, pero anhelando exactamente lo mismo: reencontrarse con el otro sin saber que él se siente igual. Os copio una cita:
Todo ese tiempo que yo había estado pensando en ella, ella también había pensado en mí. Había querido para nosotros la misma vida que yo, aun cuando no creyera que fuera posible.
Y, en la espera, en el anhelo, el desconocimiento de si la historia está acabada del todo o no. Pero, claro, aquí Charlie y Sophie juegan con ventaja (y aquí viene un aspecto del libro que me parece interesantísimo): ambos son escritores. Y la vida para ellos es escritura. Y el otro es una invención, un personaje (de hecho, Charlie llega a afirmar «Sophie Wilder me inventó»). Y la vida se escribe:
—¿De verdad tienes que irte?
—Sí —dije.
—Ojalá las cosas fueran de otra manera.
Se inclinó hacia mí y me besó.
—Entonces escríbelo de otra manera.
Se escribe la vida, se escribe el amor, se escribe al otro… Y cuando no queda más, cuando se está perdido, se escribe como único medio de salvación posible:
Y cuando ya era demasiado tarde para salvar a nadie, ni siquiera a mí mismo, me puse a escribir.
En realidad, ¿no nos escribimos siempre los unos a los otros, sobre todo en las relaciones amorosas? Lo hacemos inconscientemente, pero nos escribimos y nos marcamos y nos cambiamos de rumbo. Nos inventamos. Nos creamos. Nos recreamos. Constantemente. Yo os invito a comprobar cómo se descubren, cómo se escriben, cómo se reencuentran y cómo se aman Charlie y Sophie. Y cómo aderezan toda esa historia con Vida, así, con mayúscula. Con amistad, con fracasos, con risas, con muerte, con casas llenas de gente y piscinas vacías, con fe, con pastillas, con libros, con borracheras, con música, con viajes…
Y no puedo dejar de citar un tuit de una lectora de esta novela (no fui yo, lo prometo, esto no es eso de «una amiga»), que retuitearon desde Libros del Asteroide, y que me parece un final perfecto para esta entrada. Decía esta chica que «Qué fue de Sophie Wilder es la vida que va pasando mientras decidimos cómo vivirla». Pues eso. Vivamos… (Hablando de Libros del Asteroide, creo que este año, conmigo, se llevan la palma: entre esta novela, la de ¡Melisande! ¿Qué son los sueños? y otra recién publicada [Canciones de amor a quemarropa] de la que os hablaré lo antes posible… me tienen más que conquistada).
Os dejo los comentarios abiertos, como siempre, a la espera de vuestras impresiones. Y os dejo también el enlace al Tumblr con citas de esta novela. Merecen la pena.
Hola, Mónica:
«La novela toca tantos temas, que no sé por dónde empezar».
En casa del herrero… cuchillo de palo. Esa coma es incorrecta. Claramente.
Saludos