Organización
Por si no lo sabíais, soy un desastre andante. Soy una persona sumamente desorganizada y, además, me «disperso» con facilidad. Por eso, para volver al planeta Tierra y saber qué tengo que hacer en cada momento, hago mil listas al día. Sí, soy doña listas. Y las listas se mezclan, desordenadas, en lo que yo llamo «mi cuaderno caótico». Os podéis imaginar cómo es con semejante nombre.
Al comenzar 2014, me propuse organizarme algo mejor este año. Lo primero que hice fue buscar la agenda perfecta. Resumiendo muchísimo: no la encontré. Y, como apenas he tenido tiempo de buscar mucho (hoy, 30 de enero, es mi primer día libre de este año: sin comentarios), pues sigo con mi caos de notas mezcladas (en serio, creo que lo único que me salva de la hecatombe es que tengo muy buena memoria). Como ya no sé si tiene mucho sentido comprarme una agenda (básicamente porque lo que quiero parece que no existe o no me gusta lo que encuentro), he decidido que voy a seguir las recomendaciones que me dio una chica en Twitter hace un par de semanas y montarme mi planificación con Bullet Journal.
El Bullet Journal no es más que una forma de apuntar las cosas. Sin más. Coges un cuaderno en blanco (aunque ellos recomiendan un Moleskine grande cuadriculado) y apuntas las tareas, las reuniones, los recordatorios… en listas organizadas. Es muy sencillo. De tan sencillo, me da hasta vergüenza hablaros de esto, pero, no sé, igual a alguien le sirve. Yo lo voy a probar. Voy a organizarme la vida a partir de febrero (o, mejor, igual reinicio mi año, que no está siendo para echar cohetes precisamente, con los chinos, que celebran mañana su año nuevo) y quiero seguir algún sistema que me ayude de verdad.
El Bullet Journal está muy bien explicado en su página web (incluso tienen un vídeo, en inglés, en que se ve cómo funciona el asunto), así que no me voy a entretener contándoos todo (sería aburrido, además). Estoy pensando que quizá esta entrada habría sido mucho más útil hace un mes… Da igual, si a alguien le sirve, genial. Y si a alguien se le ocurre un sistema para que yo me pueda «encontrar», más genial aún. Eso sí, condición indispensable para mí: quiero papel y boli (algún día os tengo que hablar del acto de escribir a mano en sí, que es un proceso complejísimo y de lo más interesante). Así que no me valen sistemas en el móvil, ordenador y demás. Y si tenéis la agenda perfecta, pues contádmelo también, que igual sigo a tiempo de encontrarla para lo que queda de año (que aún es mucho: no sé si decir «por desgracia» o «gracias a Dios»). ¿Me ayudáis a organizarme? En los comentarios… ¡Ah, y feliz año del caballo! 😉
: )
Mi problema no es la desorganización en sí, sino la pereza. Ahora estoy aplicando algunos trucos que he sacado de un libro de autoayuda: Neil Fiore: Hazlo ahora: Supera la procrastinación y saca provecho de tu tiempo.
Fiore propone una planificación inversa, la No Agenda. La idea es que debes planificar las diversiones, en vez de las obligaciones (también debes apuntar las actividades de compromiso, como la comida o las reuniones). Los espacios en blanco están ahí para que los aproveches… trabajando. Él recomienda que intentes empezar con 30 minutos de trabajo ininterrumpido, sin distracciones ni coñas, y empieces una y otra vez. Debes apuntar el tiempo trabajado, para comprobar tu productividad y descubrir aquellos momentos en que estás más espabilado. Tienes que comprometerte con lo que haces, decir que no a lo que no estés dispuesto a aceptar y afrontar aquello que libremente has decidido hacer. En cualquier caso, hagas lo que hagas, programarás el descanso, los paseos por la naturaleza, el juego, y disfrutarás sin complejos del tiempo.