Blog Mobas | El blog de las comas, los sustantivos, los libros y las cursivas

A mí me parece gracioso, la verdad. Creo que llama la atención, es moderno, está bien. Personalmente no uso abreviaturas, y tampoco recibo imeils que las usen. Tienes razón en que utilizarlas ralentiza la comprensión, eso es evidente, y diría que pasada cierta edad resultan incómodas y ridículas. Pero el propósito de un rótulo es hacerse ver y quizás esté no se te olvide en una buena temporada. Felices lecturas. (Relájate, vivirás más.)

Hola Mónica:
Gracias por la bienvenida, aunque ya te escribí una nota hace algunos días. Pues te imaginaba más bien nerviosa, tan activa y todo es, ¡no te relajes demasiado! (En cualquier caso no pretendía molestarte, disculpa.)
El caso de la peluqría me gusta porque me transmite creatividad y espíritu modernillo, algo que encuentro interesante. Quizás ahora te eche para atrás, tal vez otro día te sientas con ganas de probar algo diferente, quién sabe.
No me acabo de acostumbrar al hola+coma+vocativo, aunque pensando en ello me doy cuenta de que tienes razón. Nunca toleraría un «buenos días Juan» y comprendo que es un caso análogo. Sin embargo, en el hola me corta demasiado, no me gusta estéticamente. A veces pasamos por alto la corrección para conseguir una propuesta visualmente más interesante. Creo que ese es el sentido, no sé. Cuídate.

Hola, Mónica:
Pues a mí, aunque comparto tu tirria por las abreviaturas, estas cosas me hacen gracia como a Esteban. Me molestan mucho más en los mensajes o en comunicaciones más o menos formales. En este caso me parece un despropósito, pero qué quieres que te diga, no puedo evitar sonreír ante lo absurdo del rótulo.
Besos

Buenos días, Mónica:

A mí tampoco me gustan las abreviaturas, y en este caso, me parece un horror ;(

Y, Esteban, ¡que sepas que Mónica no te miente cuando te dice que es una mujer tranquila! Es una de las cosas que envidio y que echo de menos en algunos momentos de mi día a día…

Un besazo,
Vero

Hola, Mónica:

Estoy totalmente de acuerdo. Yo creo que a veces perdemos la perspectiva totalmente, y salen cosas como las del cartel. Las abreviaturas se habrán inventado, digo yo, para, como su propio nombre indica, acortar las palabras. Y, ¿motivo para acortar la palabra «peluquería» en un cartel? Pues no lo veo, la verdad.
A propósito de cómo pueden llegar a influir aplicaciones como Whatsapp: soy profesora de secundaria, y no es la primera vez que, haciendo un dictado, algunos alumnos no entienden por qué no pueden escribir «q» en lugar de «que». Los dueños de esta peluquería deben de ser de esos, jeje… 😉

Un saludo.

Cristina

Hace gracia siempre que la pluqría no sea de uno… la verdad es que a mí me parece una puta aberración…

Hola, Mónica.

Antes que nada, permíteme felicitarte por tu bitácora. Es difícil encontrar personas con las mismas inquietudes, intereses y habilidades que tiene uno mismo, especialmente en cuanto a lingüística se refiere, pues lamentable e inexplicablemente en la mayoría de casos no suele dársele la importancia que a todas luces tiene.

Dicho todo ello, concuerdo totalmente en que este tipo de prácticas no solamente son arbitrarias y gratuitas, sino que además demuestran un gran desconocimiento y desidia por parte de los autores. Este tipo de prácticas no son necesarias en absoluto, y son perjudiciales para la cultura, la lengua y el propio infractor. Siempre he dicho que algunas incorrecciones o prácticas lingüísticas deberían ser perseguidas y sancionadas.

Por último, me gustaría aclarar, si no te importa, que el ejemplo que pones no es una abreviatura. En todo caso, una abreviación. Nótese que «abreviatura» y «abreviación» no son lo mismo, son vocablos que tienen su propio significado y se refieren a conceptos bien diferenciados. Lo que expones en este artículo podría ser una abreviación, pero realmente no encaja en ninguna categoría. Es, simplemente, un ente inventado, una mezcla insignificante, innecesaria y aborrecible de conceptos e ideas.

Para más información invito a toda persona a visitar mi propia bitácora lingüística.

Espero que prosigas con tu labor de informar al vulgo: ¡no dejes nunca de escribir! Somos demasiado pocos de por sí llevando a cabo esta labor… Hay un abismal desinterés lingüístico en este país, o en realidad en todo el mundo, y debemos corregir este hecho de una vez por todas.

Saludos cordiales.

Gracias por la respuesta, Mónica, y por visitar mi bitácora.

Sí, quizá a las que más se parecen son las abreviaturas, aunque, como bien dices, de manera incorrecta al no llevar punto ni ajustarse a las normas. Pero no son abreviaturas realmente porque no respetan ninguna de sus características clave, y es por eso que si hubiera que llamar esos entes de alguna manera, preferiría «abreviación» al ser un concepto más general e indeterminado.

Igualmente, quería aclarar con tu permiso el asunto de las abreviaturas una vez más, porque asombrosamente hay muchas personas que confunden «abreviación» y «abreviatura». De hecho, todo el tema de abreviación y símbolos es un gran desconocido e incomprendido por demasiada gente, y por eso es uno de los temas que explico en más extensión y profundidad en mi bitácora.

Por último, como sabes (pero conviene recordar) los símbolos no son abreviaciones, sino elementos inmutables (sin punto, sin plural, con sus mayúsculas y minúsculas siempre iguales…) regulados oficialmente por organismos y que se usan mayormente en contextos técnicos o científicos. Por lo que esos elementos pseudoabreviados no pueden ser de ninguna manera símbolos.

En el caso de que fuera realmente necesario abreviar «peluquería» (en un rótulo lo veo contraproducente de todo punto, pero bueno…), escribir *«pluqría» no tiene ningún sentido porque no aplica ninguna norma establecida de abreviación, mezcla lectura y deletreo impunemente, solo se «ahorra» tres letras (otra prueba de su gratuidad) y es que ni siquiera mantiene una coherencia dentro de sí misma (por ejemplo, ¡la «q» se lee como «ku», no como «ke»!).

En fin… Hay que educar lingüísticamente todo lo que buenamente seamos capaces a todos los que podamos; lo duro es que si la gente no sabe desde un principio es porque no quiere, y si no hay voluntad de aprender, no se aprende, sin duda alguna.

Saludos cordiales,

Sergi Medina

Yo apenas le estoy sacando filo a mi navaja…
¡Y vaya!
Ustedes manejan espadas de doble filo, y a dos manos.
Mónica, ¡eres tremenda!
Sergi Medina, ¡conocedor!

¡Necesito a personas como ustedes en este mundo para subir de nivel! Gracias, a ambos, por tal despliegue de conocimientos.