Michel Houellebecq: ‘El mapa y el territorio’
Debería haber hablado de este libro, El mapa y el territorio, de Michel Houellebecq, cuando lo leí hace unos meses. Pero, como alguien bien me dijo, tras su lectura cuesta salir del territorio y preferí reposarlo un poco.
Si Jed Martin, el protagonista de esta novela, tuviera que contarles la historia, quizá comenzase hablando de una avería del calentador, un 15 de diciembre. O de su padre, arquitecto conocido con quien pasó a solas muchas noches navideñas. Evocaría a Olga, una rusa a la que conoce al principio de su carrera en la exposición de su obra fotográfica, consistente en los mapas de carreteras Michelin. Después llegará el éxito mundial con la serie de «oficios», retratos de personalidades de todos los sectores. También referiría como ayudó al comisario Jasselin a dilucidar un caso criminal atroz. Al final de su vida, Jed ya sólo emitirá murmullos. El arte, el dinero, el amor, la muerte, el trabajo, son algunos de los temas de esta novela decididamente clásica y abiertamente moderna.
Confieso que no sé muy bien cómo hablar de El mapa y el territorio. Como toca muchos palos, yo voy a ir picando de aquí y de allá…
Houellebecq se aprovecha de su personaje principal, Jed Martin, para hablar del mundo del arte. Martin es un artista sin vocación que, por circunstancias, acaba teniendo un éxito tremendo y ganando dinero a espuertas. ¿Quién decide qué es arte y qué no lo es? ¿Quién decide el valor de una obra? ¿Están justificados los precios de las obras? Según le oí al propio Houellebecq en una entrevista, él no puede comprender un mundo (el del arte) en el que un par de personas deciden lo que vale y lo que no, encumbrando a personas que no se lo merecen y dejando en la cuneta a verdaderos talentos. Una reflexión, pues, sobre el arte, que puede dar para varias charlas delante de un café y que, por supuesto, creo que puede extrapolarse a la sociedad y a la vida en general por el planteamiento crítico de Houellebecq.
Y es que, cuando Houellebecq habla de las relaciones interpersonales de Martin, también dibuja un panorama bastante desesperanzado. Jed Martin tiene relación, básicamente, con dos personas: su padre y su amante Olga. La primera me parece de lo más interesante de la novela (así que no os la destripo). La segunda es el origen del párrafo más intenso (sin duda) de todo el libro: si nadie lo remedia, estamos condenados a la soledad. Y, aunque yo no pienso así en absoluto, me creó una desazón importante y me quedé muy tocada… El párrafo en cuestión lo tenéis aquí. Para Houellebecq no hay salida posible. Esta sociedad está enferma y no tiene curación.
Y llegamos al aspecto más divertido de la novela. Porque Houellebecq es un provocador nato y, con este libro, parece que se propuso pasarlo bien. A pesar de la decadencia de todo tipo que recorre la novela, hay un detalle que no se puede dejar de lado, y es la presentación de Michel Houellebecq-personaje dentro de la novela. Efectivamente, hay un personaje que comparte algo más que el nombre del autor. Houellebecq-personaje es un escritor alcohólico, misógino, misántropo, egoísta… Más o menos la imagen que de Houellebecq tienen en Francia. ¿Houellebecq-autor es realmente así? Puede ser. O puede que solo sea un juego. Sobre todo por lo que le sucede a este personaje… O quizá todo forme parte de esta crítica al mundo del arte (en el que podríamos incluir la literatura), donde la fama (aunque sea mala) hace que se venda más… ¿Tiene Houellebecq suficiente calidad literaria o es su fama la que le precede y le abre el camino de las librerías?
Houellebecq tiene un numeroso ejército de seguidores y uno, igualmente numeroso, de detractores que lo tachan de tramposo, superficial y provocador (sobre todo por el tratamiento del sexo en sus novelas). ¿En qué bando os encontráis? A mí El mapa y el territorio me gustó mucho. Ahora estoy con Las partículas elementales (lo empecé, lo tuve que aparcar por ciertos asuntos y, ahora, he vuelto a él) y, aunque me queda más de la mitad de la novela, vuelvo a ver la descripción de una sociedad sola y enferma. ¿Reflejo real de este comienzo de siglo? ¿Hondura o mero artificio literario? Lo que está claro es que este autor no deja indiferente. Y, al menos a mí, con El mapa y el territorio, me hizo pensar.
¿Opiniones sobre Houellebecq? Tenéis los comentarios a vuestra disposición…
Houellebecq puede gustar o no, pero ¿superficial?… Más bien diría que sabe meter el dedo en la llaga con muchos temas, y supongo que eso no hace gracia todos… Sí es verdad que es importante dosificar su lectura, porque es duro y no deja títere con cabeza, pero al igual que hay escritores que abogan por las lindezas del mundo y la vida (aun disfrazando la cosa de objetividad y realismo), también tienen que existir los cañeros.