Milan Kundera: ‘La identidad’
Después de leer La insoportable levedad del ser el año pasado, me prometí a mí misma que seguiría leyendo a Kundera. Y, aunque lo que he leído hasta ahora (La inmortalidad y La identidad) no me ha acabado de convencer, me sigue pareciendo un autor interesantísimo. Tengo pendiente La broma, que me han comentado que es incluso mejor que La insoportable levedad… Ya os contaré. Hoy, os dejo mis impresiones sobre La identidad.
Chantal y Jean-Marc viven juntos en París y se quieren. Se quieren tanto que, en ocasiones, por un instante, ninguno de los dos se reconoce a sí mismo, y la identidad del otro se disuelve. Es un proceso vertiginoso que todo el que ama ha experimentado. Kundera atrapa al lector y lo conduce por el extravío que lleva a los protagonistas a traspasar los límites entre lo real y lo irreal, el mundo exterior y el mundo íntimo.
Una novela en torno a las fronteras de lo real y la pérdida del yo en las relaciones amorosas.
Aunque no me ha parecido, en absoluto, un mal libro (Dios me libre, nada más lejos), lo voy a poner a caldo… A ver, ¿por dónde empiezo? Esta es la historia de dos raros, muy raros, que no sé si se quieren o qué, pero, de verdad, qué cansinos ambos… O al menos eso me han parecido a mí. No he entendido nada del planteamiento (¿para qué esas pruebas de amor estúpidas?, ¿para qué ese ocultar al otro lo que está pasando en realidad?), no me parece en absoluto una relación amorosa sana, ni siquiera me parece una relación amorosa. Pero Kundera nos la vende como tal. ¿Estar enamorado de otra persona supone comportarse así? No lo creo. Ahora, allá ellos con sus comeduras de tarro a cuenta de unas cartas misteriosas que empiezan a aparecer y lo que ocurre a raíz de todo… (en serio, acabé muy cansada de todo, qué dos personajes más ajenos a mí…).
Lo mejor de la novela, ya que la historia en sí me parece tontuna y, además, no he logrado empatizar con los personajes, son las reflexiones de Kundera. Aunque debo admitir que me esperaba más… Pero, si os gusta subrayar frases, citas y sentencias, Kundera es vuestro autor. Aquí reflexiona, cómo no, sobre el amor, sobre la identidad, sobre lo imposible que resulta esconderse de los sentimientos… Interesante, como siempre (aunque debo admitir que, en este sentido, me ha parecido mucho más brillante en La inmortalidad; para reflexiones sobre el amor me sigo quedando con algunas de la maravillosa La insoportable levedad del ser).
Total, que, aunque no es una mala opción, a mí este libro no me ha llenado del todo (pasará sin pena ni gloria por las lecturas de este año). Supongo que es, en realidad, una cuestión de expectativas: esperaba mucho de esta novela y no ha cumplido, ni más ni menos.
¿Conocéis La identidad? ¿Estáis de acuerdo conmigo o a vosotros os ha parecido una maravilla? Como siempre, tenéis los comentarios a vuestra disposición…
Antes de nada, decir que no he leído a Kundera, y que no sé qué impresión me causaría. Pero nunca he entendido mucho el análisis de un libro (o la valoración de su calidad) desde el enfoque del juzgar a los personajes, y más cuando el libro aborda asuntos de relaciones de pareja, que cada cual las aborda o las lleva o las digiere o supera o teme según cómo sean, con quién, etc. No creo que una relación amorosoa tenga que seguir un patrón o haya de ser de un modo concreto para considerarse como tal. Son temas muy complicados y, aunque, repito, no he leído el libro, siempre es obviamente más interesante contar una historia que no encaja con el prejuicio que todo el mundo tiene de una releación que hablar sobre una relación común y supuestamente sana (que a veces es tan prefabricada como tal que ni tan siquiera es una relación de verdad)… Pero bueno, que opinen sobre el libro los que lo hayan leído, me he ido por las ramas. Al ver muchos artículos en muchos blogs con análisis desde este enfoque (que en otros casos se han dado con libros que yo sí he leído y que no les veía mucho sentido), me apetecía comentar. De todas formas tengo pendiente leer algo de Kundera, que siempre me ha llamado la atención.
Saludos!