‘El tiempo entre costuras’ de María Dueñas
Creo que era la única de mi gran familia lectora que no había leído este novelón. Primero, un poco por falta de ganas: reconozco que no me atraía mucho. Sus 638 páginas tampoco ayudaban. Pero el otro día me decidí… y se me ha hecho corto.
La joven modista Sira Quiroga abandona Madrid en los meses previos al alzamiento, arrastrada por el amor desbocado hacia un hombre a quien apenas conoce. Juntos se instalan en Tánger, una ciudad mundana, exótica y vibrante donde todo lo impensable puede hacerse realidad. Incluso, la traición y el abandono.
Sola y acuciada por deudas ajenas, Sira se traslada a Tetuán, la capital del Protectorado español en Marruecos. Con argucias inconfesables y ayudada por amistades de reputación dudosa, forja una nueva identidad y logra poner en marcha un selecto atelier en el que atiende a clientas de orígenes remotos y presentes insospechados.
A partir de entonces, con la contienda española recién terminada y la europea a punto de comenzar, el destino de la protagonista queda ligado a un puñado de personajes históricos entre los que destacan Juan Luis Beigbeder —el enigmático y escasamente conocido ministro de Asuntos Exteriores de la primera época del franquismo—, su amante, la excéntrica Rosalinda Fox, y el agregado naval Alan Hillgarth, jefe de la inteligencia británica en España durante la segunda guerra mundial. Entre todos ellos la empujarán hacia un arriesgado compromiso en el que las telas, las puntadas y los patrones de su oficio se convertirán en la fachada visible de algo mucho más turbio y peligroso.
Escrita en una prosa espléndida, El tiempo entre costuras avanza con ritmo imparable por los mapas, la memoria y la nostalgia, transportándonos hasta los legendarios enclaves coloniales del norte de África, al Madrid proalemán de la inmediata posguerra y a una Lisboa cosmopolita repleta de espías, oportunistas y refugiados sin rumbo.
El tiempo entre costuras es una aventura apasionante en la que los talleres de alta costura, el glamour de los grandes hoteles, las conspiraciones políticas y las oscuras misiones de los servicios secretos se funden con la lealtad hacia aquellos a quienes queremos y con el poder irrefrenable del amor.
Esto es un novelón, de esos que cada vez se escriben (o publican) menos. Una novela de las de siempre. Con una trama que engancha escrita con solvencia y que va tocando varios palos: la trama sentimental se encaja en una novela histórico-costumbrista que nos transporta a un período de la historia de España bastante desconocido por mí (admito que del Protectorado español de Marruecos no sé absolutamente nada) y que, justamente por situarla en ese preciso instante (años treinta y cuarenta del siglo pasado), puede convertirse en una novela de espías. Y todo perfectamente «cosido», si me permitís la expresión dado el tema de la novela.
Sira es modista, una de las pocas profesiones que podía tener una mujer en la época y que le dará la oportunidad de salir adelante ella sola (y le permitirá, asimismo, moverse, más adelante en la novela, por ciertos ambientes que la ayudarán en su labor como espía). Llega a Tetuán después de ciertas desventuras en Madrid y Tánger y, allí, conocemos a algunos personajes que existieron en realidad (Rosalinda Fox, Juan Luis Beigbeder, Serrano Suñer, entre otros), y que transitan por la novela de forma muy verosímil (la labor de documentación ha sido esencial), con cierto protagonismo, incluso. Para algunos, el personaje de Beigbeder es el más interesante de la novela; no sé yo si tanto, pero tanto él como Rosalinda Fox, su amante inglesa, se convierten en la columna vertebral de esta historia, pues nada evolucionaría como lo hace si no fuera por ellos. Y así, entre Madrid, Tánger, Tetuán y Lisboa, vamos conociendo, gracias a Sira y a sus talleres de costura, los entresijos de una época, pasada pero cercana, desde un punto de vista algo distinto de aquel al que nos tiene acostumbrados la literatura.
No hay ningún tipo de experimentación en la prosa ni nada por el estilo. Muy bien escrita, es una muy buena prosa «clásica», que nos atrapa desde las primeras páginas y no nos deja hasta el final, con un ritmo trepidante (y con un muy buen uso de ciertos cebos para el lector, para que no decaiga el interés). Se lee muy fácilmente, no cuesta nada y la largura de la obra no se vuelve en su contra, porque, como ya he dicho, hasta se hace corto.
Antes de leer la novela, me informé sobre ella y apenas leí nada negativo. Parece que tanto crítica como público aplauden esta primera obra (quién lo diría) de su autora, que, esperemos, nos sorprenda pronto con otra historia tan entretenida como esta. Yo, desde luego, la he disfrutado y la recomiendo desde aquí. ¿Alguno la ha leído? ¿Os ha gustado? ¿La recomendáis? Contádmelo en los comentarios…