Aspecto verbal (III)
Como podéis comprobar, llevo unos cuantos días dándoos la paliza con el aspecto verbal. Y todo para preparar la entrada de hoy, tras la cual no me cabe duda de que vais a pensar que soy un poco quisquillosa.
Realmente, todas las explicaciones previas sobre el aspecto (qué era y qué tiempos tenían aspecto perfectivo y cuáles imperfectivo) eran para poneros sobre la pista de una inexactitud que yo tiendo a modificar cuando hago correcciones de estilo. Creo que con un par de ejemplos vais a entender perfectamente a qué me refiero.
El delantero disparaba a gol en el minuto 32.
¿No notáis nada raro en esta frase? «El delantero disparaba…». Es un verbo cuya semántica nos indica algo que ocurre en un momento, muy rápido (un disparo, sea del tipo que sea, es rápido) y, sin embargo, utilizado con un verbo en un tiempo con aspecto imperfectivo, es decir, que marca que la acción no está acabada, nos da la sensación de que el tiempo se paraliza y se alaaaaaaaarga (casi como en los dibujos animados de Oliver y Benji, en que un disparo duraba tres capítulos). Pero, claro, si a esto le sumamos que hay otra marca temporal en la oración (el complemento circunstancial de tiempo «en el minuto 32»), a mí me chirría. El tiempo verbal no está bien utilizado. Deberíamos emplear un tiempo con un aspecto perfectivo: se disparó y la acción está acabada. Para mí la frase quedaría mejor como sigue:
El delantero disparó a gol en el minuto 32.
Quizá le estamos quitando ese halo casi místico de la narración deportiva, pero es mucho más exacto. Además, si comparamos las frases siguientes, vemos que el uso de los tiempos verbales es más acertado, por ser más concreto (y, al final, cuanto más concreto, más completa es la información que estamos dando):
En aquel épico partido, el delantero disparó a gol en el minuto 32.
En aquella época, el delantero disparaba a puerta más de cien veces todos los días para entrenarse.
¿Apreciáis las diferencias entre el uso «correcto» de ambos aspectos verbales en estos ejemplos? En la primera frase la acción está totalmente acabada. En la segunda no; nos da una sensación de continuidad.
Otro ejemplo:
El famoso poeta moría en la madrugada del viernes.
«Moría». Otro verbo cuya semántica implica una acción muy corta en el tiempo (el morir es cosa de un momento). Y aquí lo alargamos, de forma muy artificial, por el uso, de nuevo, del Pretérito imperfecto y su aspecto imperfectivo. ¿No sería mejor poner «murió» y dar la acción por finalizada? Alguna vez que he puesto este ejemplo hay gente que me dice que puede tardar en morir y que ese hecho se alarga en el tiempo, con lo que el uso del aspecto imperfectivo es perfectamente admisible. Yo no lo veo así. En castellano tenemos una palabra para esto: agonizar. No es lo mismo agonizar que morir. Si queremos expresar que estuvo toda la noche agonizando no podemos decir que estuvo toda la noche muriendo (¿resucitaba y volvía a morir?). No es exactamente lo mismo. Un verbo sí admite aspecto imperfectivo; con el otro, en este contexto, a mí me chirría un poco y lo cambiaría por algo más exacto:
El famoso poeta murió en la madrugada del viernes (después de una larga agonía).
Son matices muy pequeños, pero creo que se trata de uno de esos casos en los que, realmente, no estamos diciendo exactamente lo que queremos decir, sino algo parecido. La semántica de ciertos verbos unida al uso del aspecto verbal puede dar combinaciones curiosas que, bien explotadas, pueden servir muy bien literariamente, pero que, para una narración «normal», chirrían. Por eso tenemos que tener cuidado y emplear los tiempos verbales con más propiedad.
«El famoso poeta murió en la madrugada del viernes», pero moría un poco cada viernes al ver que su esposa se maquillaba para salir y no regresaba hasta la madrugada del sábado, viviendo una vida aparte alejada del corazón que tanto la adoraba, a parte de ese mismo corazón se le fue secando el deseo de seguir amando, de seguir viviendo… (Corrección “please”).