Aspecto verbal (I)
Quiero hablaros de un concepto gramatical al que no se le suele hacer mucho caso pero que, a mi modo de ver, hace que a veces las frases «chirríen» y no fluyan (lo entenderéis cuando ponga ejemplos). El concepto al que me refiero es el aspecto verbal.
Todo el mundo sabe que los verbos nos ofrecen información sobre cuándo se realiza la acción (el tiempo, propiamente dicho); un tiempo verbal nos dice si la acción ha sucedido ya (pasado), está sucediendo (presente) o va a suceder (futuro). Todo esto, claro está, con matices (tantos como distintos tiempos verbales). Cuando hablamos del tiempo verbal, tenemos que tener en cuenta además que hay formas simples y compuestas.
Pero lo que mucha gente no sabe es que los verbos nos proporcionan también información sobre el tiempo interno de la acción, es decir, si lo que se describe está acabado o no. A ese detalle lo llamamos aspecto. Y hay dos aspectos: perfectivo, si la acción está terminada; o imperfectivo, si no está terminada.
Sé que apenas he comenzado, pero lo dejo aquí por hoy. En el próximo artículo explicaré qué tiempos verbales hay (simples y compuestos) y cuáles de estos tiempos son perfectivos y cuáles, imperfectivos. Y, en una tercera entrada, pondré ejemplos en que el aspecto no se adecua a la acción y, por lo tanto, hace que la frase chirríe y no sea excesivamente recomendable (de todas formas, es posible que mis ejemplos no os llamen la atención, porque, si veis la sección de Deportes de cualquier informativo, seguro que oís este tipo de expresiones a diario sin daros cuenta).