Francisco Umbral: ‘Las ninfas’
Hasta que leí este libro, hace ya muchos años, todo lo que conocía de Umbral se limitaba a la imagen que de él había visto en la televisión: un señor mayor, despeinado y con gafas raras, siempre ataviado con una bufanda, que quería hablar de «su libro» con la Milá.
Después, un profesor en la universidad me descubrió la maravillosa prosa de sus columnas. Y, gracias a una compañera, descubrí este librito, Las ninfas, que me encantó…
Definida por el autor como «novela de la adolescencia y la provincia», esta obra trata de las vidas de unos muchachos y muchachas de la década de los cuarenta. A partir de la complejidad indecisa de un joven, conocemos el mundo intelectual y sentimental de la época y la moral dominante que ganó la guerra.
La prosa magistral de Umbral nos devuelve a ese adolescente que mira hacia el niño que ha sido y los trenes que se cruzan en su camino, un adolescente que crece al pasar las páginas y va cambiando su ilusión de ser sublime sin interrupción por el deseo de la mujer amada y el placer de compartir las aventuras con los amigos, en una noche de verano, en una atmósfera donde al negro se le transparentaba el azul. Una novela fresca y sugerente como solo es la gran literatura.
Ganadora del premio Nadal en 1975, esta novelita es una de esas joyitas, desconocidas para muchos, a las que merece la pena acercarse. Para muchos es la mejor novela de Umbral. Y la resumo en palabras de Rafael Marín, cuya mirada a Las ninfas me parece tan certera, que me hubiese gustado escribirla a mí misma: «Amores adolescentes, guapos niños de derechas y centros católicos, muchachitas en flor y guantes amarillos, pederastas y posguerra civil, el deseo de escribir a toda costa, la traición de ese mismo deseo. Y la huida a la libertad que solo podía dar la literatura».